Recientemente hemos visitado de nuevo la explotación de Cal Rovira en Sagás (Barcelona). Queremos compartir con vosotros nuestras sensaciones después de la misma.
Muchos conocen la calidad excepcional de los productos estrella de Cal Rovira: su butifarra del perol, sobrasada, fuet y longaniza de payés tienen una merecidísima fama. Generaciones de tradición en la elaboración de un producto tremendamente popular en su zona.
Lo que probablemente no tantos sepan es que Cal Rovira tal y como lo conocemos hoy en día es un proyecto reciente. Solo hace unos años que decidieron apostar por el ciclo cerrado. Siembran el cereal con el que, en una pequeña planta, elaboran el pienso que más tarde darán a sus cerdos. Éstos se crían siguiendo el ciclo natural de la vida. Por supuesto, el desperdicio de las cuadras vuelve a la tierra para abonar el cereal que usan para el pienso que alimentará a sus cerdos. Cerrando Círculos es el nombre que dan a esta filosofía. Cien por cien acertado.
Cualquier cosa que se desvíe de eso, para ellos, afectaría a la calidad del producto final. Saben que están renunciando a una mayor producción, pero es su forma de ver las cosas, y nos encanta participar de ello.
Su explotación es un auténtico ejemplo de autoabastecimiento. La cáscara del cereal se utiliza para hacer aceite de colza. Por si acaso quedara algo de aprovechamiento, tanto del cereal como del resto de su explotación, también tienen biomasa.
En resumen, una perfecta armonía entre tradición y modernidad. Tradición en la elaboración, el respeto a los procesos, el mimo al producto. Modernidad en el uso adecuado de tecnología para ayudar a la filosofía de ciclo cerrado y autoabastecimiento. Cada vez que los visitamos, nos quedamos con ganas de volver.